EL NADA SANTO PADRE MARTÍN
“Dios solito no puede” fue el artículo que hace años escribió en el diario “La República” el desaparecido periodista Cristiam Vallejo, sobre un padre que no era como los curas que él tanto detestaba. Este era diferente. Recorría las frías calles de Lima para alimentar a los pordioseros, locos y “pirañas” que deambulaban por las calles de la capital ante la indiferencia de todos. El artículo de Vallejo era conmovedor, lo guardé por años como un preciado tesoro no sólo por el estilo y el corazón con que fue escrito sino por el contenido mismo. Era la obra del Padre Martín Sánchez, del “Hogar de Cristo”. Lo releí muchísimas veces, hasta que lo extravié entre tantos papeles que los periodistas solemos guardar por si algún día sirven para algo. Tiempo después la figura del sacerdote joven de mirada de niño, se ha ido manchando con la estela de las dudas ante tantas denuncias. Violencia sexual contra niños, maltratos a ancianos, vida poco disipada y ampays en lugares públicos. Hasta un cómico ha creado un personaje llamado padre “Mariquín” en alusión a su supuesta opción sexual. Lo más patético es que en su afán de figuretear en más de una ocasión se encontró frente a las cámaras de televisión con su imitador, haciendo gestos y propalando frases que han dejado mucho que desear. Frente a tantos escándalos, el nada santo padre Martín fue suspendido por la Iglesia en sus funciones sacerdotales. Hoy día las noticias dan cuenta que el Estado asume la administración del “Hogar de Cristo” por poner en riesgo a sus albergados. Qué decepción habría sufrido el periodista Cristiam Vallejo si conociera que don Martín Sánchez no era igual a los curas que tanto odiaba sino que era peor que ellos. Recuerdo que el artículo terminaba con una oración: padre nuestro….la misma oración con la que termino este comentario rogando al Señor que mantenga intacta nuestra fe pese a los errores de tantos sacerdotes que han equivocado el camino.
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