EL CELIBATO EN EL OJO DE LA TORMENTA
Mi hijo de 15 años me preguntó que si la Iglesia iba rumbo a su destrucción por el caso del sacerdote de Trujillo que fue encontrado “in fraganti” teniendo relaciones sexuales con la señora que hacía limpieza de su parroquia. Y mi respuesta fue tajante. No. La doctrina católica es más fuerte que cualquier cura pecador, que cómo todo ser humano tiene sus debilidades y necesidades. No seremos nosotros quienes juzgaremos al sacerdote infractor, pues con tremendo escándalo desatado ya tiene suficiente castigo. Reza el dicho popular: Dios perdona el pecado pero no el escándalo, frase que cae como anillo al dedo, a lo sucedido en la Ciudad de la Primavera.
Hay sacerdotes y sacerdotes. Particularmente conozco a uno en especial, al padre Ricardo Guerrero, ejemplo de lucha, tenacidad y fe. Y es con estas armas espirituales que viene construyendo un nuevo templo en la parroquia San Juan María Vianney. Cada ladrillo, cada columna y pared huele a Santidad. Por un pecador no condenemos a los sacerdotes que verdaderamente son soldados de cristo y tienen que luchar a diario con aquella prueba tan inhumana como el celibato.
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