DIOS PERDONA EL PECADO, PERO NO EL ESCÁNDALO


Un dicho popular dice que “Dios perdona el pecado, pero no el escándalo”, frase que podría aplicarse a lo ocurrido el último fin de semana en el atrio de la Catedral de Lima donde un grupo de homosexuales protagonizaron una singular protesta que acabó con la represión policial. Las imágenes de la golpiza dieron la vuelta al mundo. Algunos tildaron el hecho como homofóbico, otros lo calificaron de provocadores. Lo cierto es que este grupo de personas desafiaron a la autoridad al hacer una manifestación en una zona prohibida. Al margen de ello, creo que nadie en su sano juicio, podría avalar un abuso policial, sin embargo respetos guardan respetos. Hacer escándalo en plena vía pública no está permitido a nadie y no tiene nada que ver con la opción sexual. Para ganarse el respeto de la sociedad no es necesario hacer grandes manifestaciones de cariño en público, el aprecio y la consideración podría lograrse con creatividad, prudencia e inteligencia. No me considero una persona homofóbica, sin embargo, hay acciones que los grupos homosexuales deberían abordarlas con mayor sensatez y respeto hacia los demás miembros de la sociedad como niños y ancianos. Es una opinión personal y válida.

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