MAMÁ A LOS 76 AÑOS
Hoy mamá cumple 76 años y sigue siendo la misma madre abnegada que combinó su vida entre la docencia y los quehaceres domésticos, entre los alumnos y los hijos, entre el campo y la ciudad. Mamá es la imagen de una mujer fuerte, luchadora y dedicada. Aún resuenan en mis oídos el énfasis que ponía en su voz para ser entendida en clase y en los mensajes y discursos alusivos en el calendario cívico que obligados teníamos que escuchar en la formación escolar de la escuela 49, donde ella era la maestra y yo la alumna. Recuerdo sus noches en vela para llenar los tediosos registros de notas con tinta líquida y los días de vacaciones dedicados a estudiar para lograr la profesionalización docente en el glorioso colegio San José. Gran parte de su carrera magisterial la realizó en el campo, fue profesora rural unidocente cerca de 18 años, y supo ganarse el aprecio y la consideración de los pobladores de Gramalotes, Yandiluza y Mandinga donde trabajó. Ni la falta de servicios, ni la soledad del campo, ni las distancias la amilanaron para seguir adelante. Muchísimos años después, recibió con toda justicia “Las Palmas Magisteriales”, premio a su esfuerzo y dedicación. Se jubiló por los años ochenta, dejó el campo y residió en la ciudad Chiclayo, su segundo hogar. Después de los hijos vinieron sus 18 nietos. Mi madre es símbolo de coraje y valentía, y sólo agradezco a Dios por permitirme seguir disfrutando de su compañía, su rica comida y su infinito amor, aquel amor hoy extendido hacia mis hijos Bruno y Luciana. Feliz cumpleaños, querida vieja, un justo homenaje para una mujer ejemplar.
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