VERGUENZA AJENA
No se esperaba menos del Congreso de la República. La frase "otorongo no come otorongo" hoy más que nunca calza como anillo al dedo. La noticia que el congresista Omar Chehade fue salvado del desafuero causa indignación y verguenza ajena. Cómo queremos moralizar al país cuando en las más altas instancias de gobierno como el Legislativo no se castiga ejemplarmente a quienes comenten delitos sino que como siempre prevalece el espíritu de cuerpo y las "negociaciones" debajo de la mesa para blindar a los infractores. El día anterior el talán de la renuncia de Chehade a la vicepresidencia de la República advertía que había un acuerdo tácito. "Dejo el Ejecutivo, para limpiar a Ollanta Humala, y me salvan del desafuero en el Legislativo", pareció ser el mensaje del cuestionado legislador de Gana Perú. Después no se quejen del rechazo de la población expresada en las encuestas y de los calificativos de la prensa a sus más "dignos" representantes como "comero oro", "roba cable", "come pollo", "mata perro", "lava pies", "plancha camisas", entre otros, que averguenzan a toda una Nación.
El diario El Comercio señala en primera plana el tema del día: Blindaje parlamentario otra vez en acción- "Yehude Simon salva del desafuero a Omar Chehade". Comisión permanente archivó la acusación constitucional por 13 votos contra 12.
En la página interior deja constancia de los nombres de los congresistas que votaron a favor y en contra. También da cuenta de los ausentes, que de pura casualidad se "enfermaron" el día de la votación. La población y la historia los juzgará por sus acciones, miedos y desatinos.
Como se recuerda Chehade fue suspendio 120 días luego de comprobarse que sirvió de enlace entre allegados suyos vinculados al Grupo Wong y generales de la policía para coordinar el desalojo de la azucarera Andahuasi. Días después de la purga de oficiales, el general Arteta lo delató públicamente.
Como siempre los interés particulares priman sobre el bien común. Los Padres de la Patria andas ocupados en asuntos más provechosos como "influir" en favor de poderosos grupos económicos, que en abordan temas tan medulares para nuestra sociedad como la lucha contra la delincuencia que cada días va dejando más víctimas inocentes ante la indiferencia de todos. Hasta cuándo los peruanos tendremos que apreciar estos tristes espectáculos de la clase política. Con los Nacionalistas en el Gobierno, que llenó de esperanza a muchos peruanos porque advertían un nuevo giro en el país, no pasa nada. Con este resultado no Gana Perú, sino Gana Chehade.
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