A MI QUE CONGA ME IMPORTA




Cual espectadores de una película de suspenso, los peruanos que – no estamos directamente involucrados con el proyecto Conga- aguardamos el desenlace de esta historia, que ha polarizado a la opinión pública, entre los que dicen “Conga Va” y entre los que refutan “Conga no va”.
Y a mí que Conga me importa, diría cualquier despreocupado ciudadano perucho que no entiende ni conoce ni papas del alcance y las implicancias del susodicho proyecto minero, que ha alborotado el gallinero y ha encendido la pradera con marchas, contramarchas, dime y diretes.
No necesitamos ser muy entendidos en la materia para suponer que detrás del mentadito proyecto hay varios cientos de miles de billetes americanos de por medio que se irían al agua si los cajamarquinos cierran filas en su contra por una cuestión de terquedad más que convicción.
Tampoco tenemos que ser muy sabiondos para darnos cuenta que los abanderados y “defensores” del aire, agua y suelo cajamaquino quienes se han colocado la vincha de la defensa del medio ambiente también mueven lo suyo subvencionado por Dios sabe quién.
Con seguridad, aunque viniera el mismísimo “gringo” Al Gore, premio nobel de la paz, conocido por su férrea defensa del planeta y labor de reflexión y acción contra el cambio climático, y diera el visto bueno a Conga, los líderes regionales, dizque ultradefensores de la vida, darían su brazo a torcer.
El resultado del peritaje internacional estuvo más cantado que bingo parroquial, es decir, desde el inicio de sus acciones se sabía que el proyecto pasaría de todas maneras con o sin observaciones, y que los “líderes”regionales se opondrían sí o sí. Es decir, fue la crónica de un informe favorable anunciado.
Con el mensaje del mandatario Ollanta Humala hay Conga para rato, así que mejor nos compramos nuestra canchita y coca cola bien helada para seguir espectando la telellorona protagonizada por los “buenísimos” (líderes regionales) contra los “malísimos” (inversionistas privados) o viceversa porque con tantas versiones en pro y en contra, los peruanos estamos más confundidos que cuy en tómbola.
 Con esta cartelera nos ahorramos el cine y sólo encendemos nuestro televisor, eso sí rogando al Altísimo que no haya derramamiento de sangre de gente inocente. Pues como diría María Expropiación Petronila Lascuráin y Torquemada de Botija o más conocida como "La Chimoltrufia", para que nos hacernos tarugos si tanto de un lado como del otro hay ciertamente intereses económicos y políticos.

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