CARTA PARA CATALINA
Estimada Catalina:
Tal
vez esta carta nunca llegue a tus manos porque se perderá entre los vericuetos
del mundo virtual como suelen hacerlo ciento de miles de escritos que a
diario circulan en la red. No tengo el gusto de conocerte ni siquiera he podido
ver tu rostro en las pantallas de
televisión porque ha sido cubierto para proteger tu integridad,
sin embargo puedo imaginar tu carita entristecida, tu voz ronca y tus ojos
rojos de tanto llorar por la absurda muerte de tu padre, Luis Choy.
Aunque ahora nada te servirá de consuelo, quiero decirte que nuestro Perú, aquel país de la
bandera roja y blanca, llora todos los días a sus muertos caídos en manos de
sicarios, bandas organizadas o delincuentes comunes. Ya no nos sentimos seguros
en ningún rincón de nuestra querida patria.
Nos
hemos acostumbrado ver a diario las pistas y calles manchadas de sangre, frente
a la inacción de nuestro gobernante quien prefiere trotar para las cámaras,
organizar viajes familiares a la Antártida y discursear con doble sentido,
mientras el país se desangra esperando la promesa de la gran transformación.
No
es justo querida Catalina que tu padre haya tenido que pagar los platos rotos
de un sistema de seguridad que no funciona y que a nadie parece importarle.
Tu
historia me ha conmovido, tal vez, porque no concibo que una niña de 10 años se
quede sin su padre, por una mano asesina que le faltarán años para pagar su
execrable crimen.
Me
preguntó ¿con qué derecho te arrebataron al ser que más amabas en esta vida,
y a cuyo cuidado te dejó tu madre?. ¿Con
que derecho esos miserables te privaron de su risa, de su cariño, de su amor,
de su entrega....?.
Con
qué derecho te impidieron que te acompañara a tu fiesta de promoción, a tu
graduación universitaria y aquel soñado día de tu matrimonio.
Ruego
a Dios que la muerte de Luis Choy no quede impune, ojalá no sea sólo una
estadística más de los delitos cometidos en este país. Espero que se marque una
línea divisora entre un antes y después,
para que ninguna niña más como tú quede huérfana sin esa mano fuerte que
la guíe.
Lamento que tengas que crecer sola sin papito y mamita, pero recuerda que aunque no estén físicamente contigo en la tierra, serán los ángeles que te acompañarán el resto de tu vida.
Lamento que tengas que crecer sola sin papito y mamita, pero recuerda que aunque no estén físicamente contigo en la tierra, serán los ángeles que te acompañarán el resto de tu vida.
Que
Dios te bendiga y te proteja por siempre.
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