NELSON MANDELA, DE LUCHADOR ANTIAPARTHEID A PRESIDENTE Y UNIFICADOR
JOHANNESBURGO (Reuters) -
Nelson Mandela liberó a Sudáfrica de las cadenas del apartheid
hasta llevarla a una democracia multirracial, convirtiéndose en el
camino en un icono de la lucha por la justicia en todo el mundo.
Encarcelado durante casi
tres décadas por su lucha contra el poder de la minoría blanca,
Mandela salió de prisión decidido a usar su prestigio y carisma
para terminar con el apartheid sin desencadenar una guerra civil.
"El tiempo de curar
las heridas ha llegado. El momento de cruzar los abismos que nos
dividen ha llegado", dijo Mandela en su discurso de toma de
posesión cuando se convirtió en el primer presidente negro de
Sudáfrica en 1994.
"Al final hemos
conseguido nuestra emancipación política", añadió.
En 1993, Mandela fue
galardonado con el premio Nobel de la Paz, un honor que compartió
con F.W. de Klerk, el líder blanco Afrikaner que lo había liberado
de prisión tres años antes.
Después asumió un papel
destacado a nivel mundial como defensor incansable de la dignidad
humana ante desafíos que fueron desde la represión política hasta
el sida.
Abandonó formalmente la
vida pública en junio de 2004, poco antes de su 86 cumpleaños. En
esa ocasión dijo a sus compatriotas: "No me llaméis, yo los
llamaré".
Pero Mandela siguió
siendo una de las figuras públicas más respetadas en el mundo,
combinando su imagen de popularidad con un inquebrantable mensaje de
libertad, respeto y derechos humanos.
Ya fuera defendiéndose en
el juicio por traición en su contra en 1963 o dirigiéndose a los
líderes mundiales años después como un anciano estadista, irradió
una imagen de rectitud moral expresada en su tono mesurado,
normalmente aligerado por su sentido del humor.
"Está en el
epicentro de nuestra época, para nosotros los sudafricanos y para
ustedes, dondequiera que estén", dijo en una ocasión Nadine
Gordimer, escritora sudafricana y ganadora del Nobel de Literatura.
La mayoría de los
sudafricanos están orgullosos de la "nación arco iris"
multirracial que surgió tras el apartheid.
Los años que pasó detrás
de las rejas hicieron que Mandela se convirtiera en el prisionero
político más famoso del mundo y un líder de estatura sobrehumana
para millones de sudafricanos negros que sufrieron bajo el régimen
del apartheid así como para otros oprimidos muy lejos de Sudáfrica.
Acusado de delitos
capitales en el infame Juicio de Rivonia en 1963, sus palabras en el
proceso fueron su legado político.
"Durante mi vida, me
he dedicado a esta lucha del pueblo africano. He luchado contra la
dominación blanca y he luchado contra la dominación negra",
dijo.
"Ansío el ideal de
una sociedad libre y democrática en la que todas las personas vivan
juntas en armonía y con igualdad de oportunidades", añadió
ante el tribunal. "Es un ideal por el cual vivo y que espero
conseguir. Pero, si fuera necesario, es un ideal por el que estoy
preparado para morir".
DESTINADO A SER LÍDER
Nelson Rolihlahla Mandela
nació el 18 de julio de 1918, destinado a ser un líder como hijo
del consejero del jefe supremo de la tribu Thembu en Transkei.
Escogió dedicar su vida a
combatir la dominación blanca. Estudió en la Universidad Fort Hare,
una institución de la elite negra, pero la abandonó a principios de
la década de 1940 poco antes de culminar sus estudios y formó la
Liga Juvenil del Congreso Nacional Africano (ANC por sus siglas en
inglés) con Oliver Tambo y Walter Sisulu.
Mandela trabajó como
asistente legal y finalmente se convirtió en un abogado que lideró
uno de los pocos gabinetes jurídicos que atendían a sudafricanos
negros.
En 1952, él y otros
fueron acusados de violar el Acta de Supresión del Comunismo, pero
su sentencia de nueve meses de cárcel fue suspendida por dos años.
Mandela estuvo entre los
primeros en invocar la resistencia armada al apartheid, pasando a la
clandestinidad en 1961 para formar el brazo armado del ANC, el
Umkhonto weSizwe (La Lanza de la Nación, en zulú).
Abandonó Sudáfrica y
viajó por el continente y Europa, estudiando tácticas armadas de
guerrilla y consiguiendo apoyos para el ANC.
Después de volver a
Sudáfrica en 1962, Mandela fue arrestado y condenado a cinco años
de cárcel por provocación y abandono ilegal del país. Mientras
cumplía esta pena fue acusado, junto con otros líderes
antiapartheid, en el juicio por traición de Rivonia, en 1963.
Estigmatizado como
terrorista por sus enemigos, Mandela fue sentenciado a cadena
perpetua en junio de 1964 en la prisión de Robben Island, una cárcel
en la costa de Ciudad del Cabo donde pasaría los siguientes 18 años
antes de ser trasladado a otros penales en el continente para
finalmente quedar en libertad el 11 de febrero de 1990.
"Cuando finalmente
atravesé esas puertas (...) sentí que mi vida comenzada de nuevo
incluso a la edad de 71 años. Mis 10.000 días de prisión habían
finalmente terminado", escribió Mandela, que durante sus años
de reclusión era identificado con el número 466/64, contando lo que
sintió aquel día.
ELECCIONES Y
RECONCILIACIÓN
Durante los siguientes
cuatro años, miles de personas murieron en Sudáfrica en el
sangriento camino político a las primeras elecciones del país en
las que pudieron participar todas las razas.
Mandela impidió la
explosión de un conflicto racial tras el asesinato del popular líder
del Partido Comunista, Chris Hani, a manos de un blanco en 1993,
pidiendo calma en un discurso televisado a todo el país.
Mandela y De Klerk ganaron
el premio Nobel de la Paz y, tras llegar a la presidencia de
Sudáfrica en 1994, "Madiba" hizo de la reconciliación el
lema de su mandato.
Tomó té junto a sus
excarceleros y se ganó el favor de muchos blancos cuando vistió la
camiseta de la selección sudafricana de rugby en la victoria sobre
Nueva Zelanda en la final de la Copa del Mundo de 1995 en el estadio
Ellis Park de Johanesburgo.
El sello de la misión de
Mandela fue la creación de la Comisión de la Verdad y la
Reconciliación, que investigó los crímenes cometidos por ambas
partes durante el apartheid e intentó curar las heridas del país.
También sirvió de modelo para otros países asolados por conflictos
civiles.
En 1999, Mandela, que
solía recibir críticas por sus escasos conocimientos económicos,
entregó el poder a líderes jóvenes más preparados para manejar
una economía moderna, una decisión de abandonar el mando que fue un
ejemplo para los líderes africanos enquistados en él.
Pero una jubilación
tranquila no estaba en sus planes y Mandela centró sus energías en
combatir la crisis del sida en Sudáfrica.
Recaudó millones de
dólares para luchar contra la enfermedad y se posicionó en contra
del estigma que rodeaba a la infección, mientras que su sucesor,
Thabo Mbeki, era acusado de no comprender la gravedad de la crisis.
La lucha contra el sida se
convirtió en algo personal a principios de 2005, cuando perdió a su
único hijo vivo por la enfermedad.
La última aparición
pública importante de Mandela en un acto multitudinario fue en la
final del Mundial de fútbol de 2010 entre España y Holanda, donde
recibió una emocionante ovación de las 90.000 personas que llenaban
en Soccer City.
Esta aparición fue un
momento agridulce para Mandela, que semanas antes había sufrido la
muerte de una bisnieta en un accidente de tráfico a la salida de un
concierto poco antes del inicio del Mundial, uno de los mayores
acontecimientos en la historia sudafricana postapartheid.
"Le dejo a la opinión
pública decidir cómo recordarme", dijo en la televisión
sudafricana antes de retirarse. "Pero me gustaría ser recordado
como un sudafricano normal y corriente que, junto a muchos otros,
hizo una humilde contribución".
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