UNA ORACIÓN POR PIURA



Piura, ciudad del eterno calor, de los vigorosos algarrobos, de los diestros alfareros, de los deliciosos chifles y natillas, pasa por su peor momento al soportar lluvias intensas a causa del fenómeno de “El Niño” Costero.

Después de 8 horas de una aterradora tormenta eléctrica las calles quedaron inundadas y los ríos en sus niveles máximos de aforo, situación que agrava la emergencia que se vive en toda la región.

Piura, al igual que Trujillo - que ha sufrido por séptima vez la presencia de un huaico en la ciudad por el desborde de la quebrada San Idelfonso - y Chiclayo, cuyos pueblos están aislados, permanecen en constante riesgo por la presencia de un fenómeno que nadie predijo y que nos agarró desprevenidos.

Piura inmortalizada en la canción del desaparecido Miguel Ciccia Vásquez “El Rosal Viviente”, que añoraba aquellos años de su juventud, el puente Viejo y la picantería; ha sido puesta en jaque por la naturaleza que aunque cueste admitirlo nos está devolviendo el daño que le hemos ocasionado durante años de inconsciencia e irrespeto.

Nuestra solidaridad con los hermanos piuranos que han perdido sus viviendas, que viven con el agua dentro de sus casas, que no pueden transitar por las calles inundadas, que han paralizado sus actividades habituales y cuya vida se les ha detenido.

Nuestra solidaridad con los hermanos piuranos del área rural, cuyas rústicas viviendas de quincha y adobe no han soportado la humedad, con los que han perdido su ganado y con los que lloran la partida absurda de algún familiar víctima de las descargas eléctricas.

Nuestra solidaridad con aquellos hermanos piuranos que han contraído alguna enfermedad, y como si no bastara la desgracia en la que han sucumbido, han visto resquebrajada su salud por enfermedades como el zika, dengue o chikungunya.

Solo nos queda elevar una oración por nuestros hermanos piuranos que sufren las inclemencias del “Niño” que nos visita periódicamente, pero cuya lección nunca terminamos de aprender, cayendo en el mismo error, una y otra vez. Padre nuestro….

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