REFLEXIONES ENTRE REJAS
Como olvidar aquel 30 de setiembre del 2014, día que dejé en casa a Karla mi menor hija de tan solo 6 años de edad, lista para ir a su escuela, un beso de despedida y una frase que ha quedado en mi memoria “Papi te quiero hasta Marte”… son los únicos consuelos que hoy llevo conmigo. Mientras Karla crece su inocencia de niña le impide conocer que aquel hombre a quien llama PAPÁ pasa sus días en prisión, en una fría celda, esperando únicamente la justicia divina para recobrar su libertad y reencontrarse con sus seres queridos. Este encierro me ha privado de ver crecer a mis hijos, pues han sido varios cumpleaños, navidades, aniversarios, y otros días especiales, de los cuales no he sido partícipe, a ello se suma, la muerte de mi padre, a un mes de mi detención. No tuve la oportunidad de darle el último adiós, de despedirme como Dios manda y de acompañar a mi madre y hermanos a sobrellevar el duelo familiar. Este 2016 será mi segundo Día del Padre, que pasaré en es