LAS COLAS DE TELEFÓNICA


Seguimos viviendo en el país de las colas. Tienes que formar cola para pagar tus servicios, para pagar la pensión de los chicos, para cobrar tu sueldo, para sacar una cita en el seguro social, para tomar tu colectivo, y hasta para entrar al circo. Acabo de pagar mi recibo de teléfono y lo más inaudito e indignante es que una empresa transnacional como Telefónica no tiene un lugar adecuado para atender a sus cientos de miles de usuarios que hacen uso de su servicio. En una ciudad como Chiclayo, que en los últimos años ha crecido vertiginosamente, hacen su recaudación en una pequeña oficina a un costado de la Catedral. Esta empresa que invierte millones de dólares al año en publicidad en todos los medios para difundir sus promociones, no se toma la molestia de ofrecer un mejor ambiente para que sus usuarios no tengan que hacer largas colas que se extiendan hasta la calle, expuestos al sol, a los ambulantes, a los vende colas y hasta
delincuentes que merodean la zona en busca de algún incauto ciudadano que caiga en sus redes. La cola de los “viejitos” avanza a paso de tortuga porque sólo una ventanilla atiende preferencial. No hay derecho a que una empresa que nos exprime los bolsillos no tenga la delicadeza de poner a disposición de sus usuarios más ventanillas, un lugar más amplio y ventilación adecuada para que por lo menos nos ahorre el disgusto cada fin de mes. Señores de Telefónica pónganse una mano en el pecho y otra en el bolsillo derecho para subsanar tremendo maltrato al pueblo chiclayano. Los usuarios merecemos todo el respeto y consideración.

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