HACEDORES DE BASURA

Los seres humanos tenemos una habilidad innata para hacer basura. Cuando vamos al supermercado nos llenan de bolsas, con productos que a su vez, están cubiertos por empaques de cartón o plástico. En casa, desenvolvemos todo y nos encontramos con un montón de basura que arrojamos al tacho con la esperanza que el camión recolector los deposite en otro lugar de nuestra ciudad donde con seguridad sabemos no existe una adecuada disposición de los residuos sólidos. Todo el mundo habla de promover la conciencia ambiental, de proteger el planeta, de reciclar, y de sancionar a los infractores que arrojan basura. Sin embargo tras los discursos no hay nada sostenible. En principio las grandes fábricas – que desde ya con su copioso humo- contaminan el ambiente deberían dejar de producir tanta basura adherida al producto, con el tiempo nuestro planeta no soportará ni un desecho más. Las autoridades deberían preocuparse más de la adecuada disposición de los residuos sólidos con rellenos sanitarios u otros medios para darle respiro al planeta. Y la población debería dejar de echar basura a las calles sin ningún tipo de remordimiento. La tierra nos pide tregua y deberíamos darle en agradecimiento por todos los recursos que nos provee. Si no hacemos algo pronto por acabar con esta enfermedad compulsiva de acumular basura, estaremos causando un daño irreversible al planeta. En nuestras manos está proteger el lugar donde vivimos o contribuir a su inminente destrucción.