POBRES NIÑAS BELLAS


En plena modernidad las mujeres siguen siendo utilizadas como objetos decorativos. Si lo dudan sólo den un vistazo a su alrededor. Chicas guapísimas, de figuras bien contorneadas y sonrisas congeladas aparecen como estatuas acompañando los eventos públicos de las grandes empresas cerveceras y bebidas gaseosas. Las pobres niñas bellas tienen que permanecer de pie durante varias horas promocionando la marca del producto que llevan estampado en sus pegaditas mallas. Ellas sólo son parte de la estrategia publicitaria de la compañía a la que representan. Las jovencitas hacen de anfitrionas, degustadoras y hasta reparten volantes. En el colmo de males, el otro día en plena Av. Leguía vi a una respingada joven con su clásica mallita repartiendo publicidad impresa a las afueras de una tienda de automotores. Entendiendo que en esta arteria de la ciudad se ubican tiendas de ventas de autopartes, lubricantes y talleres mecánicos, me pareció demasiada sobre exposición. Y es que las pobres, tienen que soportar no sólo las miradas libidinosas de los parroquianos sino también palabras subidas de tono, amén si alguien se quiere pasar de la raya o de las manos. Es criticable que estas empresas sigan usando a las mujeres bonitas en su estrategia publicitaria y que ellas se presten para ello. Creo que más allá de la belleza estas jóvenes podrían utilizar otros talentos y recursos para ganar dinero sin tener que exponer su condición de mujer.

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