¿Y LA DESCENTRALIZACIÓN?, BIEN GRACIAS


Semanas atrás la Comisión de Constitución del Congreso de la República aprobó el cambio de nombre de “presidente regional” por el de “gobernador regional”, modificación de forma que no tiene ninguna repercusión en las atribuciones de los mandatarios regionales.

A decir de algunos legisladores, la medida pretende bajarles el copete o desbaratarles el moño a los presidentes regionales o “reyezuelos” que buscan instaurar un Estado dentro de otro Estado, desobedeciendo el mandato constitucional.

Sin embargo, la gran interrogante es qué está haciendo el Congreso para afianzar el proceso de descentralización del país que ha quedado trunco por falta de voluntad política.

Recordemos que fue en el Gobierno del presidente Alejandro Toledo cuando se aprobó la normatividad que dio paso a la creación de los Gobiernos Regionales, organismo que tiene su radio de acción en las circunscripciones departamentales.

La misma Ley Orgánica de Gobiernos Regionales señala que una “Región” se forma por la unión de dos o más departamentos y que esta decisión debe ser aprobada por la misma población en un referéndum. Algunos recordarán la consulta popular de noviembre del 2005, que resultó un total fracaso, por el boicot que hicieron los mismos legisladores desde el Congreso de la República al no aclarar ciertos vacíos legales y del partido Aprista que inició una contra campaña teniendo como principal estrategia la desinformación.

Durante el Gobierno de Alan García no se avanzó nada en el proceso de regionalización, y la descentralización fiscal, siguió siendo sólo un sueño, quedando relegado y encarpetado en un anaquel de la Presidencia del Consejo de Ministros. El Consejo Nacional de la Descentralización (CND) fue reducido a una secretaria dependiente de la PCM sin mayor relevancia, decisión y acción.

En ese contexto, la descentralización del país sigue siendo una tarea inconclusa, que trae como consecuencias, entre otras cosas, que los presidentes regionales poco o nada puedan hacer para realizar una efectiva labor de prevención. Las lluvias, con fenómeno de “El Niño” o no, se repiten cíclamente, los ríos se desbordan en los sectores vulnerables, las ciudades se ven afectadas por el colapso de los viejos desagües y los damnificados son siempre los mismos.

Se le llame presidente regional o gobernador no tiene mayor trascendencia, lo que si haría la diferencia, es que el Congreso tomara en serio un tema tan medular y espinoso como la descentralización, que a decir de muchos, no es más que una reivindicación histórica con los pueblos del interior del país que durante décadas han vivido olvidados y marginados por los gobiernos de turno.

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