AQUELLOS HIJOS MÍOS


Sentados en el comedor Bruno lee un libro de introducción al derecho tratando de extraer algunas citas para elaborar su primera monografía. Su paso del colegio a la universidad ha sido tan veloz que me cuesta asimilar que atrás dejó la infancia, aquella infancia marcada por la fantasía de Star War, cuyas sagas las desgastó de tanto repetirlas. La película 300, fue otra de sus favoritas. Se aprendió el parlamento del soldado Dilios, el único sobreviviente que regresó para contar la hazaña de Leónidas y sus 300 valientes. Lo recitaba cada vez que apreciaba el films. Su pasión por los videojuegos es historia aparte. Ha migrado de uno a otro sin mayor remordimiento. Maidan, Javo y Warcraft. Cada uno tuvo su época y espacio. Ya en la adolescencia, tenía un gran sueño ser empleado de Blizzard Store, los creadores de Warcraft, mapas interactivos, que permiten crear ciudades y ejércitos a la conquista del universo. También soñó con ser un exitoso empresario de cabinas públicas con 50 computadoras de última generación conectadas con los más sofisticados videojuegos. En el último año de la secundaria, quedó atrapado con el anime japonés “One Piece”, un pirata en busca de su tesoro.
Mientras Bruno lee su libro de introducción al derecho, Luciana, su hermana de apenas 3 años, colorea una fresa gigante. Empuña la crayola roja y la refriega sobre el papel. Le indico que no puede salirse del contorno de la figura pero no puede evitarlo. Y vaya que se sale de la línea. Ya aprenderá. Está aún en el kinder, aquel primer escalón de su formación académica. Atrás va dejando las pataletas, rabietas y berrinches. Con sus muñecas, juega a ser la Miss Vicky, su maestra de inicial. Como si fuera ella, resondra, canta y reza. Nos asombra la rapidez con que aprende. Sabe saludar, despedirse, pedir por favor y dar las gracias. No es que Luciana sea excepcional, así son las niñas y niños de hoy, despiertos, creativos e inteligentes. Conoce los colores, cuenta en forma regresiva e identifica a casi todos los animales. Escenifica a la cenicienta y a la caperucita roja. Vocea las canciones de moda, baila con estilo propio y entona el cumpleaños feliz. El primer día de clases pidió su porción de zarza de cebolla en su lonchera.
Así son Bruno y Luciana, con edades tan distantes y proyectos de vida diferente, pero unidos por el gran amor que Carlos (mi esposo) y yo les tenemos. Deseamos que sean exitosos y excelentes seres humanos. Pero como decía Kahlin Gibran, tus hijos no son tus hijos, somos sólo el arco a través del cual –como flechas- los impulsaremos hacia adelante. Aquí la reflexión:
Tus hijos no son tus hijos
son hijos e hijas de la vida
deseosa de si misma.
No vienen de ti, sino a través de ti
y aunque estén contigo
no te pertenecen.
Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos, pues,
ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas, porque ellas,
viven en la casa del mañana,
que no puedes visitar
ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerlos semejantes a ti
porque la vida no retrocede,
ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco del cual, tus hijos
como flechas vivas son lanzados.
Deja que la inclinación
en tu mano de arquero
sea para la felicidad.

Comentarios

  1. Felicitaciones María Luisa, por tu familia y tu labor profesional.
    Nivardo

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  2. Gracias Nivardo siempre es un gusto tener noticias tuyas. Tengo los mejores recuerdos de tí como estudiante, profesional y amigo.

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  3. Que bonito saber de tu vida y los tuyos, a través de tu blog, un abrazo.

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