EL DÍA EQUIVOCADO


La inesperada partida de un compañero de trabajo, que a juzgar por los indicios, se quitó la vida, nos lleva a preguntarnos qué motivo tan poderoso puede llevar a una persona a cruzar voluntariamente el portal que separa la vida de la muerte.

Desde que nacemos sabemos que nuestra estancia en la tierra es temporal, que el hombre y la mujer, tiene un ciclo biológico que nace, crece, se reproduce y muere. Sin embargo, conforme pasan los años, con sus vaivenes de alegrías y tristezas, de éxitos y fracasos, nos aferramos con uñas y dientes al mundo terrenal.

Y en ese contexto, los seres humanos tememos a la muerte, y pese a que los católicos creemos en la vida eterna donde gozaremos de la gloria de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, la idea de morir nos causa terror en contraposición a nuestras creencias y convicciones.

Es por ello que cuando alguien toma la fatal decisión de partir por mano y voluntad propia, nos preguntamos qué sentimiento tan nefasto se cruzó por su corazón y su mente para acabar con su existencia. Los psicólogos señalan que hay personas más propensas que otras a consumar un suicidio. Refieren que la depresión es un móvil que puede vulnerar su estabilidad emocional.

Recuerdo que muchos años atrás, la tía de una amiga, una bella mujer a quien admiraba por su amabilidad, se quitó la vida porque su novio la dejó, según las malas lenguas, porque le confesó que estaba embarazada

Años más tarde, la madre de otra amiga, tomó igual decisión por los constantes problemas que tenía con su esposo. Aún recuerdo sus carcajadas cuando contaba que a los 15 años conoció a su príncipe azul. Era un militar blanco, bien parecido y de ojos azules. "Pensé que me había sacado la lotería", decía entre risas. El príncipe no era más que hombre de carne y hueso con más defectos que virtudes. Con siete hijos a cuestas, un día equivocado, tomó la decisión de morir ingiriendo veneno.

Pero tal vez la historia más conmovedora de suicidios que recuerda la opinión pública peruana es la consumada por la Dalina "Chiquita". Mónica Santamaría, la animadora de Nubeluz, uno de los programas más exitosos de la televisión nacional, acabó con su vida por una decepción amorosa. Aparentemente lo tenía todo: belleza, éxito y amor. Pero como nadie sabe lo de nadie, Mónica partió de este mundo con un certero disparo que comprometió órganos vitales.

El guitarrista Kurt Cobain del afamado grupo Nirvana siguió el mismo camino para decepción de sus miles de seguidores. Cobain murió cuando sólo tenía 27 años, y lo hizo luego de escapar de un centro de rehabilitación de drogas.

Se dice que en la vida hay solución para todo menos la muerte. El suicidio, para algunos es el camino más fácil para huir de los problemas, y para otros es el más difícil y sin retorno. Para los suyos siempre quedará la desazón de no haber intervenido para evitar la tragedia de una decisión tan personal.

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