¿HÉROES O VÍCTIMAS?

La deficiente política antisubversiva en el Valle de los Ríos Apurimac y Ene (VRAE), donde operan 29 bases militares, ha ocasionado que el Perú tenga "héroes en serie" o "víctimas" de un Gobierno adormecido por el triunfalismo de la captura del caramarada "Artemio".
Hace una semana se reportó el asesinato del capitán Manuel Jesús Delgado Nauca, abatido mientras dirigía una patrulla en esta zona. Ni bien, terminábamos de reponernos del drama de su esposa, quien confesó que lo esperaba con ilusión para comunicarle su embarazo, los medios informaban de la muerte de la capitana Nancy Flores, piloto del Ejército.
La valerosa mujer, participó en una intervención militar, tras el secuestro de 36 trabajadores de Camisea por quienes solicitaban el pago de 5 millones de dólares.
En las horas siguientes, la operación "Libertad" culminó con la liberación de los cautivos, y con el lamentable saldo de tres muertos más, diez heridos y dos desaparecidos.
La desinformación, incertidumbre y falsos triunfalismos, precedió la intervención; el presidente del Perú, Ollanta Humala, desde Cartagena de Indias, afirmó que la operación tuvo "costo cero".
Desde el Cuzco, volvió a calificarla de "exitosa", olvidando que la acción militar- policial tuvo dos caras de una misma moneda: alegría y tristeza. Los liberados celebraban el reencuentro con los suyos, y los deudos de los uniformados lloraban su temprana partida. Los rigurosos homenajes castrences y policiales, no son suficientes para resarcir a los padres, viudas y huérfanos. Más de 60 militares han muerto en el VRAE desde el año 2008.
Si bien, se sabe que vestir el uniforme policial y militar tiene sus riesgos, el Estado debería garantizar que sean mínimos, con un eficiente sistema de inteligencia, adecuada política de represión y mayor presencia del Estado en las comunidades del VRAE.