¡¡¡MUCHACHOS UNA NANA!!!


Era la mañana del 6 de mayo cuando un grito se escuchó alrededor de la casa. “Muchachos, una nana....” Mi hermano Carlos daba la voz de alerta del nacimiento de mi hermana María Isabel, la segunda mujer y la quinta hija de mis padres Magna y Luis.

Hasta ese día, María Esfilia había sido la más consentida, protegida y engreída de la casa. La pobre tenía que lidear con las palomilladas de mis tres hermanos varones que la trataban como un hombre más de la casa. El trío no pudo escapar ni de su furia, ni de los castigos de mi padre, quien imponía su autoridad para hacer respetar a la única hermana mujer.

La nueva nana de la casa fue bautizada con el nombre de María Isabel, y salió más palomilla que los “muchachos”. Entre sus tantas travesuras, mis padres relatan la vez que invitó mostaza y aceitunas a unos niños del campo quienes terminaron con el estómago revuelto.

En primaria y secundaria, destacó no tanto por los estudios sino por las revueltas que ocasionaba en el salón. Siempre llevaba a la mesa una historia diferente. Mi padre disfrutaba de sus relatos, de los “apodos” que colocaba a sus compañeros y las anéctodas de sus profesores.

Ya en la adolescencia, la recuerdo, escuchando música romántica en la vieja radio de la casa, coleccionando los poster de sus artistas favoritos que pegaba en la pared a la cabecera de su cama y devorando las fototelenovelas que le prestaba su amigo Bene.

Años más tarde, siguiendo el ejemplo de sus hermanos mayores se graduó como ingeniero zootecnista en la Universidad Nacional de Cajamarca. Sus nuevas historias y hazañas tuvieron nuevos escenarios y personajes, y cómo no, también nuevos oyentes. A mi padre, se sumó Waldo, su esposo, quien disfrutaba y se reía con sus ocurrencias.

Aunque la frase de mi hermano quedó registrado en la historia familiar, María Isabel nunca fue apodada Nana. Este 6 de mayo, Chabuca- como la llaman todos- celebrará sus cuarenta y siete años, junto a sus retoños: Romina, Waldo y Claudio, nacidos del amor que compartió conWaldo, quien partió de este mundo dejándole la gran misión de continuar el camino que iniciaron juntos.

En tu nuevo onomástico volveremos a recordar la exclamación de Carlos ¡¡¡ muchachos una nana...!!! Feliz cumpleaños, querida hermana, que Dios te otorgue fortaleza y sabiduría para hacer de mis sobrinos grandes profesionales, pero sobre todo extraordinarios seres humanos.


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