EL PAÍS DEL CASI


Tiempo atrás mi hermano Luciano me obsequió un libro titulado "Entre la vanidad y el poder" de Jorge Salmón, abogado, periodista, empresario y político peruano, que ponía al descubierto los desaciertos de dos candidatos que pugnaban por llegar al poder.

Aunque narraba gran parte de su vida personal no era una autobiografía, por el contrario recogía las experiencias y anécdotas de dos campañas políticas asesoradas por su agencia publicitaria.

Releí el material muchas veces no sólo porque se trataba de una narración ágil, dinámica y jocosa, sino porque me pareció interesantísimo conocer de cerca cómo se diseña una estrategia publicitaria electoral.

Entre los tantos comentarios el autor hablaba del "país del casi", calificación que evoqué a causa de la última derrota de Perú con Uruguay. Casi ganamos el partido, casi logramos clasificar, casi fuimos campeones del mundo, entre otros "casis" que nos han convertido en mediocres y conformistas.

Señalaba que somos campeones morales de tantas derrotas que hasta caemos en la inmoralidad. También dedicaba un espacio a los "huachafos", porque en este país había cada "huachafo" al que describía con singular sarcasmo.

Tal vez, este punto no se podría rebatir porque ciertamente existe cada personaje pictórico y folclórico, como lo diriría un amigo periodista de incisiva pluma, sin embargo el calificativo del "país del casi" bien podría ser cambiado por un "país posible".

Razones nos sobran. Somos un país con una variada y rica cultura, excelente gastronomía, riquezas naturales, poseemos el más admirable tesoro arquelógico del mundo: Machu Picchu, el río más caudaloso del mundo: el Amazonas, y el lago más alto del mundo: el Titicaca.

Tenemos íconos de personajes exitosos como Pizarro, Guerrero y Farfán, en el fútbol; Gianmarco y Diego Flores, en la música; Zunino en el arte; Mantilla en la belleza; Gastón en la comida; Kina y Sofía, en el deporte; Solier en el cine; Vargas Llosa en la literatura; entre otros tantos que han puesto en alto el nombre del Perú.

Ni que decir de aquellas historias de éxito de peruanos anónimos que han logrado surgir a fuerza de voluntad, trabajo y fortaleza. El libro de Salmón lo perdí en manos de otro periodista que olvidó devolvermelo, tal como debería quedar en el olvido el "país del casi" por el bienestar de todos los que creemos que los peruanos sí podemos. 

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