OLMOS, TAN CERCA TAN LEJOS
Cuántas
mentiras y cuántas verdades se han dicho en torno al proyecto Olmos,
debate que ha despertado pasiones entre los que defienden la idea
original y los que comprenden que tal como estaba diseñado era INVIABLE (con mayúsculas,
subrayado y negrita), poco atractivo a la inversión privada e imposible
de ejecutar por el Estado por su altísimo costo y riesgo.
Pese
a los esfuerzos y recursos asignados a cuentagotas desde la época de
Leguía para mantener vigente el proyecto, el Gobierno Nacional tenía
claro que con sus propios medios no podía financiarlo por más marchas,
paros, huelgas o manifestaciones de protestas que hiciera el pueblo para
exigir su ejecución.
En
ese contexto, en la época del presidente Alejandro Toledo se planteó el
reto de hacer atractivo el proyecto para asegurar su construcción vía
capitales privados, por medio de concesiones que permitan a éstos
recuperar su inversión en un determinado período.
Es
así que se decidió orientar el Proyecto Olmos para el desarrollo de
una agricultura moderna para la agroexportación, con la distribución de
lotes de 1,000 hectáreas como mínimo para la consolidación de producción
a gran escala que generara miles de empleos y millones de tributos que
revirtiera a la población con obras de desarrollo.
De
igual modo, debido a que no podía ser ejecutado en su integridad, se
desagregó en tres fases. Obras de trasvase (túnel trasandino
y represa limón, ambas culminadas), obras eléctricas y obras de
irrigación (cuyos trabajos se iniciarán en agosto del 2012)
La
ejecución del proyecto Olmos trajo consigo un componente social. Dos
poblados fueron reubicados para liberar tanto las áreas
destinadas al embalse Limón como las tierras subastadas. La tarea no fue
fácil. El PEOT ha lideado no sólo con los comuneros sino con
los "líderes" que manipulan, confunden y azuzan a los lugareños
con el cuento que debieron recibir más por sus propiedades o áreas en
uso.
Después
de 80 años, sólo faltan dos años para ver cristalizado el sueño de todo
un pueblo, tiempo estimado para la culminación de las obras de
irrigación que incorporará a la frontera agrícola nacional, 43 mil 500
hectáreas.
De
estas, 5 mil 500 pertenecen a los comuneros asentados en el Valle Viejo
de Olmos, quienes contarán con infraestructura hidráulica debiendo
asumir solamente el pago de la tarifa del agua que utilicen. Vale decir,
600 comuneros contarán con agua
trasvasada, beneficiándose así 2,000 familias olmanas,
agrupadas en 12 Comités de Gestión. Ellos dejaron atrás la
desconfianza y apuestan por el progreso.
Olmos
está tan cerca para aquellos ciudadanos que comprenden que ha llegado la hora de modernizar la agricultura y Olmos está tan lejos para
aquellos otros que siguen pensando que hay que regalar las tierras a los
más pobres para hacerlos más pobres todavía.
Como
si no bastara las lecciones aprendidas en la reforma agraria y el Banco
Agrario, que fracasaron por su nefasta política populista y actitud
paternalista sumiendo al agro en una de sus más profundas crisis.
Sin
duda no hay más sordo que el que no quiere escuchar ni más ciego que el
que no quiere ver. Dejemos de poner más trabas al proyecto Olmos y
empecemos a prepararnos para afrontar el impacto socio-económico que
traerá consigo el boom agroexportador.
Con
Olmos se estima la generación de 80 mil empleos directos, la
movilizarán de 500 mil personas por motivos de trabajo que darán paso a
la formación de cuatro nuevas ciudades, y la captación promedio de US$
30 millones de dólares anuales por concepto de impuestos y
contribuciones.
También
se calcula inversión directa en obras de infraestructura pública por un
monto superior a $200 millones de dólares, y el incremento de la
producción anual en el ámbito regional por un valor bruto estimado de
US$ 345’000,000 millones de dólares.
Dejemos
atrás el pasado y miremos el futuro con esperanza, porque después de
tantas jornadas de lucha, oposiciones populistas y politiqueras,
así como trabas económicas, administrativas y burocráticas, al fin Olmos verá la luz al final del túnel.
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