ESPOSO MÍO
Es
un padre preocupado, consentidor y sobreprotector con su pequeña
clon quien heredó su genio y figura, pero sobre todo su gran
corazón.
"Son
mi vida", suele decir cuando quiere expresar su amor hacia
nosotros (Luisa, Bruno y Luciana), hogar que formamos con la
bendición de Dios y de nuestros padres.
Para
él los domingos son familiares. Sólo ese día, podemos disfrutar de
un almuerzo juntos, de comidas al paso y paseos dentro o fuera de la
ciudad. Literalmente todo es felicidad hasta que una rabieta de
Luciana acabe con la tranquilidad y la paciencia de todos. Son gajes
del oficio de padres.
Admiró
su persistencia, impetuosidad y tenacidad para conseguir las cosas
que se propone; admiro el gran amor que prodiga a sus padres; y su
gran corazón que se doblega cuando ve a un niño o a una anciana
mendigando en la calle.
Carlos
es intrépido y desprendido que no duda un segundo si de ayudar a
otros se trata.
Reimos
de sus ocurrencias en las comidas familiares, y en casa, sólo Bruno
tiene correa para soportar sus bromas pesadas. Con buen ánimo hace
chacota de las ocurrencias más graciosas o más ácidas, aunque
éstas vayan dirigidas a su "conejita".
Realizó
una ardua labor de catequista en la parroquia Santa Rosa de Lima en
José Leonardo Ortiz, donde cultivó grandes amigos, entre laicos y
religiosos. Aunque muy pocos lo saben fue tentado para ser sacerdote,
sin embargo, terminó estudiando Periodismo en la otrora reconocida
Universidad de Chiclayo.
Tiene
una maestría en la UNPRG y es docente de la Universidad San Martín.
Este 14 de julio, Carlos está de onomástico, cumplirá un año más
de vida, y será Luciana quien le cantará el "cumpleaños favi"
y le pedirá entre aplausos que dé la primera mordida a su torta. Te
amamos Carlos. Gracias por tu entrega, tu cariño y tu amor. Recuerda
que tus éxitos son también éxitos nuestros. Dios te bendiga por
siempre.
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