TELEVISIÓN "BASURA"

Tal vez la muerte de Ruth Thalía Sayas en manos de su ex enamorado Bryan Romero hubiera sino una de las tantas noticias policiales sin mayor cobertura, espectacularidad y repercusión si ambos personajes no habrían aparecido en el programa "El Valor de la Verdad" que conduce el polémico periodista Beto Ortiz.

Y es que este hecho sangriento pone una vez más en tela de juicio los contenidos que se transmiten en televisión dónde la calidad del formato es lo que menos importa siendo lo "trascendente" el escándalo, el dime que te diré, broncas en vivo, maltratos domésticos, infidelidades, entre otros.

Si todavía gobernarán los siameses Vladimiro- Fujimori dirían que se trata de un psicocial para entretener al público o tal vez de una cortina de humo para tapar alguna cochinadita que se traerían entre manos.

Aquella época ya pasó, sin embargo han quedado los rezagos de la televisión "basura" que ambos personajes instauraron con la otrora llamada doctora de los pobres, Laura Bozo, quien para tranquilidad de los peruanos se encuentra fuera del país.

Por más que el conductor del polémico programa "El Valor de la Verdad" critique a sus colegas por armar un show con la muerte de la joven Ruth Thalía, lo cierto es que si ésta no hubiera salido en su programa a contar sus intimidades poniendo en ridículo a su enamorado Bryan aún estaría viva.

Si bien la defensa del joven asesino atribuye el hecho a una emoción violenta porque se sintió humillado frente a la confesión de la víctima que se prostituia por dinero, los hechos revelan que el móvil del asesinato fue el robo de los 15 mil soles que recibió por "decir la verdad", aquella verdad que le costó la vida.

Qué paradógico que un programa como "El Valor de la Verdad" tenga tanto 'rating', cuando denigra a la persona humana, hurga en sus miserias y saca lo más oscuro de su ser para deleite de la platea.

¿Qué mensaje le estamos dando a nuestros jóvenes y niños?, ¿quién controla a la televisión "basura" y "sangrienta" que sólo transmite antivalores?.

Los televidentes tenemos la última palabra. Usemos con inteligencia el control remoto para ver programas que nos eduquen, que nos diviertan y nos entretengan sanamente.