TESTIMONIO DE VIDA
Se
dice que la mejor herencia que dejamos a nuestros hijos es su
profesión, sin embargo, para los esposos Aurea y Roger, más
importante que la profesión es enseñarles a encontrar y amar a
Dios.
Esta
pareja cristiana, con 17 años de unión conyugal, ha sabido capear
la tempestad que alguna vez puso en peligro su matrimonio, como consecuencia de
la falta de comunicación, desconfianza y desconocimiento de la
verdadera misión de uno de los sacramentos más importantes
instituido por Jesucristo.
Frente
a un centenar de padres y madres del Colegio Rosa María Checa, Aurea y Roger dieron testimonio de
vida en el retiro espiritual que buscó fortalecer la familia.
Aurea
narró que cuando se casó con Roger pensó que si su matrimonio no
funcionaba simplemente se separaría, a
fin de cuentas era una profesional exitosa que podía costear los
gastos que conlleva mantener una familia sin el jefe del hogar.
Con
el tiempo, el recargado trabajo le impedía atender a sus tres hijas, responsabilidad que delegó a su madre, sin embargo,
cuando un sacerdote le increpó qué
cuentas iba a dar a Dios sobre su formación
cristiana, se horrorizó, ya que ni siquiera las veía, mucho menos
podía ocuparse de ellas.
Ante tal situación tomó la decisión más importante de su vida:
renunciar a su trabajo para encargarse de la educación, cuidado y
formación espiritual de las pequeñas.
Reveló
que a su criterio, un matrimonio sin Dios no puede crecer, y que la
clave para fortalecer esta unión es saber pedir perdón, reconocer
con valentía los errores, y sobre todo, perdonar de corazón y
olvidar.
Por
su parte Roger remarcó que se llega al matrimonio no para "ser"
feliz sino para "hacer" feliz a la esposa e hijos, "y
en ese esfuerzo llegarás a ser feliz tú mismo", refiere.
Narró
que en su vida pasada, después de una ardua semana de trabajo la
recompensa era un sábado de "chelas" con los amigos,
actitud equivocada que llegó a corregir al tomar conciencia de la
verdadera misión del matrimonio cristiano.
Mantener
a la familia unida es una lucha constante refiere Aurea quien ahora
tiene que lidiar con tres niñas adolescentes, a quienes debe
controlar las salidas, acceso a internet e imponer reglas que deben cumplir.
La
pareja terminó su testimonio y el público le agradeció con fuertes
aplausos, dejándonos un mensaje que el matrimonio no es cuestión de
dos sino de tres de un hombre, una mujer y lo más importante: Dios.
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