HERMANA MÍA

Empeñosa, impetuosa e hiperactiva, así es mi hermana Mary, quien el pasado 18 de marzo, celebró más de cinco décadas de vida, festividad que la sorprende lejos de casa y de su segundo terruño Chiclayo, donde echó raíces, forjándose como profesional, madre y esposa.

Este nuevo onomástico, coincide con su mejor momento profesional laborando en el Ministerio de Vivienda en la ciudad de Lima; y en compañía de un pequeño ángel llamado Gianluca quien llegó a este mundo para darle un nuevo aliento, razón e impulso a su vida.

La recuerdo con su cordón de bringadier bien puesto, chancona, deportistas y con innato talento artístico. Repasaba de paporreta sus lecciones en la huerta de la casa, su lugar predilecto para estudiar, en medio de las plantaciones de plátanos y trinar de los pájaros. Su propósito era superar las notas de sus amigas Cruz y Marcela, con quienes mantenía una sana competencia académica y una cálida amistad.

En las noches, la escuchaba recitar con pasión largos poemas y afinar la voz para entonar conocidos valses, que luego eran presentados en las actuaciones del colegio estatal Tito Cusi Yupanqui donde estudió la secundaria.

Siguiendo su ejemplo aprendí, un extenso poema llamado Margarita, que cuando lo recitaba causaba asombro por la prodigiosa memoria que se me atribuía sin saber que detrás de este logro estaba mi hermana mayor. Fue el primer y único poema que recité en toda mi vida.

Ya en la Universidad Pedro Ruiz Gallo donde ingresó directamente por sus altas calificaciones, Mary siguió con la misma exigencia académica, que la llevó a convertirse años más tarde en la ingeniero agrónomo que tanto anhelaban mis padres, Magna y Luis Angel. La recuerdo en el vivero recogiendo información para su tesis, y tiempo después, en la celebración con motivo de su sustentación. Su ímpetu la llevó aprender el idioma inglés y hasta enseñar en los Institutos Británico y Norteamericano.

Vivió algunos meses en la comunidad Nativa Los Naranjos, donde hizo sus primeros pininos como ingeniero agrónomo; y años más tarde, la llegada de sus hijos Luis Angel y Viviana, frutos del amor con su esposo Antero, postergaron sus aspiraciones profesionales. Hoy su meta es culminar su maestría en Gestión Pública en la UCV Chiclayo.

En este nuevo onomástico, ruego a Dios la colme de bendiciones, y le conceda la gracia de tener un hogar fortalecido, feliz y siempre unido por la fuerza del amor. Feliz cumpleaños hermana mía, sigue adelante, y triunfa en todo lo que te propongas.