UN ÁNGEL PARTIÓ AL CIELO
Mi
padre, don Luis Angel Soto Sueldo partió a la eternidad dejándonos una
huella imborrable en el leonismo donde sirvió con pasión,
convicción y humildad. Pese a sus 85 años seguía de pie como un
roble conservando la chispa y la gran sabiduría que siempre lo
caracterizó.
Arequipeño
de nacimiento, pero cuzqueño de corazón, llevaba en su pecho al
Cienciano, equipo que campeonó en Los Libertadores, y aunque desde
aquella época de gloria no llegaba a despuntar en el
descentralizado para él seguía siendo el "papá" del
balonpié nacional. Su pasión por el fútbol era tal que lo llevó a
fundar el Club Deportivo Juan Albacete en San Ignacio así como el
Club de calichines "Mao".
Mi
viejo era un hombre de grandes pasiones. Abrigó la ideología de don
Víctor Raúl Haya de la Torre, fundador del partido Aprista Peruano,
en cuya defensa no dudaba en dar la cara y el pecho.
Mi
viejo era un hombre de grandes ideales. Atraído por su filosofía de
servicio, se enroló a las filas del leonismo, movimiento
internacional que tiene como postulado servir con amor y vocación.
Cuando usaba el chaleco amarillo con bordes púrpura, se olvidaba de
sus tristezas y achaques. En el leonismo hizo grandes amigos que lo
apreciaban con sinceridad. Cuando desempeñó el cargo más alto en
Lambayeque, jefe de región, puso a prueba la gratitud de sus
compañeros.
Mi
viejo era un hombre de gran sabiduría, que resolvía los problemas
con sentido común e inteligencia. Durante su desempeño en el
servicio municipal se convirtió en un trabajador indispensable,
porque tenía solución para cada enredo legal o administrativo. Su
paso por la Municipalidad de San Ignacio le dejó mil y una anécdota
de las que seguiamos disfrutando en los almuerzos familiares.
Mi
viejo era un hombre de grandes amistades, que se fueron fortaleciendo
con el tiempo hasta convertirse en lazos familiares.
Mi
viejo era un hombre de un sólo amor. Muy joven contrajo matrimonio
con mi madre Magna Isabel, con quien formó su hogar a miles de
kilómetros de su terruño, lejos de los suyos, en la provincia
fronteriza de San Ignacio. De esta unión nacieron sus siete hijos:
Luis Alberto, Felipe Luciano, María Esfilia, Carlos Efraín, María
Isabel, María Luisa y María del Rosario. La más pequeña partió a
los dos meses de nacida y el mayor lo hizo el 20 de julio del año
pasado, dejándole un dolor que sólo él supo sobrellevar con
entereza.
Siempre
nos impulsó a seguir una carrera profesional, dándonos las armas
para enfrentar la vida. Colgó en la puerta de una de las
habitaciones el mensaje de Kahlil Gibran,Tus hijos no son tus hijos.
Llegó a tener 17 nietos y 7 biznietos.
Mi
viejo era un hombre de raíces profundas, aunque no nació en el
Cuzco, se sentía más cuzqueño que los propios, se forjó en el
colegio de los salesianos, donde escuchaba misas en latín y música
clásica. Jamás renunció al idioma Quechua, por el contrario lo
practicaba cada vez que tenía la oportunidad de retornar a su amada
tierra. La última vez lo hizo en compañía de su hermano Dario. En
el Cuzco, sus hermanos de padre, Alejandro (un abogado y periodista
de renombre) y Jaime lo aguardaban siempre con cariño.
Mi
viejo ha eternizado su nombre en Wikipedia, la enciclopedia libre de
la web, donde aparece como fundador de la provincia de San Ignacio
allá por los años 1965. Cual Macondo, de Cien Años de Soledad, lo
vió fundarse, crecer y desarrollarse. El año 2011, junto a los
otros gestores, recibió un justo reconocimiento de la Municipalidad
de San Ignacio.
Mi
viejo a pesar de sus 85 años había sucumbido al avance tecnológico.
A través de Google y Youtube, accedía para escuchar música
folklórica argentina y sabía como llegar a mi blog para leer los
artículos que allí publico.
Mi
viejo partió a la eternidad, el pasado 09 de mayo, mientras dormía,
dejándonos un hondo pesar que sólo puede ser compensado con el
gran orgullo de haber tenido un padre como él. Nos quedan sus
historias y grandes ocurrencias. Gracias viejo por haber existido.
HOLA MARÍA LUISA, MI MAS SENTIDO PÉSAME, Y QUE DIOS TE DE FUERZA, TUVE LA OPORTUNIDAD DE CONOCER A TU PAPA, RECUERDO QUE ME ENSEÑO SU COLECCIÓN DE MONEDAS. SALUDOS VICTOR
ResponderEliminarGracias Víctor Hugo!!!
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