AMOR ETERNO E INOLVIDABLE



Madre partiste a reunirte con Dios Padre, tu amado esposo Lucho y tus queridos hijos Luis Alberto y María del Rosario y nos dejaste con el corazón destrozado. Vamos a extrañar tu silenciosa presencia, tu bondad, tu generosidad y tus exigencias para que las cosas se hicieran bien y rápido. 

Fuiste una madre coraje, luchadora y valiente. Maestra del área rural por más de 15 años, supiste dejar huella en tus alumnos quienes siempre te recuerdan como la profesora Magna, dedicada y estricta y a la vez maternal porque veías en cada uno de ellos a tus hijos, involucrándote con sus carencias, necesidades y problemas. 

Nos dejas un gran ejemplo de superación, enseñándonos que no hay obstáculo para ir escalando en la vida. Con solo primaria iniciaste tu labor en el magisterio, luego culminaste la secundaria y posteriormente la educación superior, graduándote como maestra y obteniendo más tarde las palmas magisteriales, la más alta distinción que se le da a un maestro. 

Como madre y esposa fuiste una mujer admirable, buena, hogareña, prudente y tolerante, respetando siempre los espacios y las decisiones de cada uno de tus hijos por muy equivocadas que fueran. Como abuela y bisabuela fuiste consentidora y generosa. 

Te uniste al leonismo como dama acompañando a tu amado Lucho y más tarde, con gran espíritu solidario y altruista  como socia del Club de Leones El Pacífico, club al que amabas convirtiéndote en uno de los pilares. Dos días antes de tu internamiento nos enviaste a servir a una persona vulnerable, demostrando que no hay nada más sublime que el servicio. 

Madre fuiste una mujer de fe, creyente y practicante, de domingos de misa y tardes de oración constante. Ni la enfermedad logró doblegarte. 

Con ese espíritu de lucha, fortaleza y valentía resististe hasta el final soportando con hidalguía los incomprensibles designios del Señor. Nos reconforta la certeza que te acompañamos con oraciones en aquel tránsito de la vida hacia la muerte. Partiste a la eternidad dejándonos un gran dolor, pero nos queda el consuelo que ahora estás en un lugar mejor, sin sufrimiento y sin dolor. Hasta siempre mi princesa valiente, mi luchadora y amor eterno. Descansa en paz madre mía.



Comentarios

  1. MI estimada Maria Luisa, recibe mis condolencia por tu Mamita, tuve la oportunidad en algún momento compartir vivencias; disculpa la demora recién estoy visitado tu Blog y feliz cumpleaños. tu amigo Victor (vichumo@hotmail.com)

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